La eliminación del ego - Albert Cruells
A veces escuchamos que debemos trascender, superar y trabajar para eliminar el ego, pero esto puede ser confuso. ¿Realmente entendemos lo que los sabios maestros quieren decir? Podríamos pensar que trascender o eliminar el ego significa deshacernos de nuestro ser funcional o psicológico, pero se trata más bien de no identificarnos con él como la única realidad y conectarlo con algo superior. El ego psicológico es el vehículo funcional del dominio de la mente, el alma es el vehículo de lo sutil, y el ser superior es el vehículo de lo causal. Los tres siempre están presentes en el mundo de las formas.
Debemos tener en cuenta que en este campo de la dualidad, el ego-personalidad, el “yo” y sus percepciones parciales nos muestran una cierta “realidad”. Sin embargo, en el campo del absoluto no lo es, y es a través de este campo que nuestra percepción ego-personalidad nos da una descripción mental sin filtrar de la realidad. Trascender el ego-personalidad significa incluirlo verdaderamente en un nivel más profundo y elevado de participación, primero con el alma y luego con nuestro ser superior, lo que lleva a la fusión con la unidad y la plena conciencia.
No debemos descartar ni huir del pequeño ego-personalidad, sino habitarlo completamente, experimentándolo desde una conciencia más holística, aceptándolo como lo que realmente es: el vehículo necesario a través del cual podemos experimentar la vida en la tierra.
El alma y el espíritu contienen el cuerpo, las emociones y la mente, no excluyéndolos de su proceso de evolución hacia la conciencia.
El ego no es un obstáculo a ser superado por el ser superior, sino la verdadera manifestación del espíritu en el reino de las formas, en el campo de la dualidad.
Los sabios místicos a lo largo de la historia han entendido este juego e insisten en trascender la experiencia completa de esta encarnación, encontrando una liberación egoica completa en la profunda experiencia de todo lo que este mundo dual ofrece.
Debemos ser conscientes de que no podemos encontrar el cielo en la tierra a menos que seamos capaces de navegar conscientemente a través del infierno que hay dentro de nosotros.
Los sabios entienden que nada existe fuera de la Conciencia Universal, de la Energía Divina. Saben que el secreto radica en amar el cuerpo y sus emociones, la mente y sus formas de pensamiento, junto con el espíritu y su luz. Integrándolos plenamente, conscientemente, simultáneamente, todo es una manifestación del ser superior y la Conciencia Universal.
No debemos escapar sino vivir y observar todas las experiencias de la vida, penetrar en los pensamientos e ideas y acompañarlos en su proceso de manifestación.
Cuerpo, mente y espíritu completamente integrados en la conciencia eterna que en última instancia es la esencia de toda manifestación.
Examinemos las vidas de estos grandes seres que llamamos sabios, santos, maestros… examinemos la vida de Jesús, Buda, Mahoma, Lao Tse, Platón, Rumi… y muchos más. Hombres y mujeres que fueron capaces de movilizar y cambiar la sociedad desde sus estructuras más profundas que han durado cientos y miles de años en los seres humanos, y no actuaron evitando las dimensiones físicas, emocionales y mentales de los humanos, ni cancelando el ego, que era el vehículo para todos ellos.
Asumieron esas dimensiones desde una conciencia tan profunda que fueron capaces de sacudir los cimientos mismos de la percepción humana.
No eran pequeños egos; eran grandes egos en el sentido más pleno del término, precisamente porque la ego-personalidad puede existir y, de hecho, coexiste con el alma y el ser superior, integrando conscientemente las dimensiones más pequeñas y, por supuesto, nuestro ego.
En la medida en que estos grandes maestros movilizaron el dominio de la mente, íntimamente conectado con la psique más profunda del alma y el espíritu, la fuente última de su poder, también movilizaron el ego. Sin embargo, solo se percibían como conectados a una fuente cósmica universal.
Grandes santos, maestros y sabios han logrado tanto precisamente porque han sido grandes egos, conectados con sus seres superiores, animados por la totalidad del ser, entendiendo que eran uno con TODO, con esa Conciencia Universal que nos muestra la posibilidad de manifestar el cielo en la tierra.
— Albert Cruells.