Buscando la Conciencia - Brad Hunter
Desde el inicio de los tiempos los seres humanos estamos constantemente buscando la conciencia creadora.
El fracaso de esta búsqueda es la creencia que todo viene dado, que todo es un proceso evolutivo sin más. Eso solo es una parte de la realidad, pero no somos consientes de la otra parte, la individual.
Tomar la responsabilidad de nuestros actos y condicionamientos nos abre la puerta a la sintonización mas clara a la información de la energía que llamamos conciencia
Es necesario entrar en un proceso de desapego de los condicionamientos que ya no nos aportan una nueva visión en nuestro mapa evolutivo de consciencia.
— Albert Cruells
Como resultado y respuesta a esta crisis evolutiva, ha nacido una nueva conciencia. Pero, ¿por qué hablamos, entonces, de una crisis existencial?
— Porque el despertar de la conciencia no se hace de una forma mágica, por gracia divina, rápida o por el simple acto de existir.
La respuesta es que se evoluciona por mérito, es decir requiere de un inmenso trabajo personal y colectivo para poder asimilar la información consciente de la evolución.
Es una cuestión de armónicos y resonancia. La conciencia es información, es energía galáctica que impacta a todos por igual, pero no todos tienen sus “cerebro-mente-receptores” sintonizados en la frecuencia correcta para que esto suceda.
El ímpetu y la necesidad de cambio sin despego de los antiguos condicionamientos de la conciencia y arraigados fuertemente en el subconsciente, nos llevan a que todo sea más confuso y menos claro.
La realidad de quienes buscan información
En el “mapa del nuevo conocimiento” se encuentran con patrones de información altamente contaminante por “mandatos condicionantes de la vieja conciencia” y el antiguo saber.
La Física Cuántica, nace como una nueva ciencia con “con-ciencia” que empieza a construir un puente entre el conocimiento ancestral que sobrevivió de las anteriores humanidades y que fuera “limitado” en el terreno de la mística, con lo aprendido como resultado evolutivo de las ciencias de la actual humanidad.
Hoy de forma ideal y casi romántica –como quien amanece de pronto en iluminación en una nueva tierra o en un nuevo cielo– se plagó el “mercado de la nueva conciencia” de agentes de confusión y desinformación.
Sin ánimos de herir la susceptibilidad de nadie y sabiendo que en muchos casos esto, es motivado por la impetuosa necesidad de cambio, y la buena voluntad del aprendiz, aparecieron por arte de magia, profetas del nuevo conocimiento.
Con sobras de buena intención, pero desconocedores de los motivos verdaderos de las causas del proceso, repiten casi irracionalmente lo que leen, escuchan, ven y experimentan por diferentes medios o por mérito de búsqueda personal pero que produce un efecto de “desencanto y decepción”.
La conciencia es en sí misma energía
Que porta información y nosotros actuamos según nuestra propia capacidad, como decodificadores de dicha información.
Para ello poseemos la mente, el intelecto (“software”) y el cerebro que es el (“hardware”) para interpretar y almacenar en el alma, lo aprendido.
No todos los seres humanos poseemos por, dedicación, posibilidad o estudio, el conocimiento y la capacidad suficiente para poder difundir claramente de que se trata realmente el proceso en marcha.
Es una enorme responsabilidad que debe ser asumida con seriedad por todos los que hacemos esta tarea.
En esta confusión, donde encuentran terreno fértil los antiguos poderes manipulativos con el objetivo de magnificar la crisis existencial y ponerla a su favor.
Es así como quienes creen ser agentes del despertar, por desconocimiento, terminan siendo funcionales a la desinformación.
Hay un dicho que dice: “La mejor manera de esconder un elefante, es en una manada de elefantes” y es por ello que el mercado del nuevo conocimiento fue inyectado de pseudo información, medias verdades y desinformación.
Las víctimas son todas aquellas personas que con buena voluntad y falta de valores de creencias se apoyan casi por acto de fe en este conocimiento nuevo sin evaluar lógicamente la validez de su contenido.
— Brad Hunter